La preciosa diferencia

No, señor presidente, no es mejor “si todos fuéramos cristianos”. No sería mejor el mundo, ni el país, ni la vida si todxs fuéramos iguales. No es mejor que todxs pensáramos lo mismo, no es bueno que todxs votemos por el mismo partido… Es más bien vergonzoso que, a estas alturas de la vida, el mandatario de una nación de cien millones se atreva a formular en público semejante deseo.


La diversidad nutre. La diversidad genera identidad. La diversidad es belleza, falibilidad, aprendizaje, un mundo lleno de posibilidades; es la oportunidad del crecimiento, el perfeccionamiento de la especie, su mayor reto y su único camino a la justicia y a la libertad.


Si en cualquier contexto su comentario me hubiera parecido peligroso y equivocado, el que haya sido formulado precisamente en el mes de junio, se me hace una nueva demostración de su falta de respeto e interés político por quienes difieren de su personal forma de ser y pensar. El ideal de todo dirigente justo debiera ser propiciar la paz en medio de la diferencia.

¡Viva la diversidad étnica y lingüística de México!, ¡vivan las disidencias religiosas e ideológicas! ¡vivan y convivan todas las identidades sexogenéricas!, ¡vivan los votantes de todos los partidos! y lxs mexicanxs de todas las clases sociales ¡vivan!