¿Qué tan violento..?
¡¿Cómo va a saber que es gay si tiene catorce años?!
Se llega el momento que aunque seas bisexual, trans, lesbiana o gay te conviertes en adultx, unx de esxs irrefutables con arrugas, canas, vello facial, unx de esxs a lxs que ya nadie llama “joven” ni “señorita”. Con esa madurez, tan rechazada por lxs LGBTQ como por lxs heterosexuales, viene también una enorme paz.
Por primera vez en tu vida adulta, la gente común y corriente deja de sentirse con derecho de hacerte preguntas idiotas como cuándo vas a sentar cabeza o dejar de jugar a ser gay, cuándo por fin vas a traer una pareja del sexo opuesto a la casa o a casarte (con un hombre si eres mujer y con una mujer si eres hombre) para tener “tus hijos”.
Inclusive las bienintencionadas presentaciones con los primxs y/o amigxs LGBTQ de tus amigxs bugas se vuelven cada vez menos frecuentes. Porque para la sociedad en la que vivimos ser joven significa estar abiertx a la crítica, los consejos, las explicaciones, las doctrinas y los juicios de cualquier adultx que quiera sermonear, ser joven es estar “perdidx”, “confundidx”, inexpertx”, “rebelde” y mucho más si eres transgénero, no binario u homosexual. Hasta los treinta años habrá quien trate de salvarte, quien trate de convencerte, quien trate de hacerte rectificar el camino y de decirte cómo vivir dentro de ese mundo que nadie -de cualquier modo- conoce a cabalidad.
Si perteneces al grupo de lxs que ya nadie llama “joven” o “señorita”, seas hetero o LGBTQ, libera a lxs jóvenes de tus miedos, tus traumas y tus prejuicios; entiende que cada persona conoce sus propios sentimientos y su verdadera identidad, mejor que tú y que tus experiencias no son leyes universales ni marcarán más vidas que la tuya. Si eres maestrx, tíx, abuelx, madre, padre de jóvenes LGBTQ ámalxs, escúchalxs y aprende de ellxs cómo quieren y necesitan ser apoyadxs.
Si eres un niño, niña o adolescente que por alguna extraña circunstancia diste con este texto y afirmas ser gay, lesbiana, bisexual, trans o ni hombre ni mujer: quiero que sepas que tienes razón y yo te creo.