Iniciaciones (o del deseo inexplicable de contar la vida)

El cuento es una narración corta que relata hechos interesantes, importantes o sorprendentes y que, si es efectivo, dura en la memoria para siempre. Es el género literario más antiguo del que se tenga noción. Podemos decir, desenfadada y acertadamente que, el cuento es tan antiguo como lo es el lenguaje. Con un poco de imaginación, nos es fácil saber que en las noches obscuras, los pueblos nómadas que descubrieron el fuego inventaron el mundo de las ideas contándose cosas entre sí. Algunxs, lxs más hábiles tendrían una manera particularmente llamativa de decir las cosas y se habrán convertido, sin buscarlo ni saberlo, en lxs primerxs cuentistas y narradorxs orales… El cuento es nuestro primer contacto con las letras y, si somos afortunadxs, será también el vehículo seguro que nos lleve a conocer los peligros del mundo sin que tengamos que salir a él. El cuento es, pues, una manera natural de expresar nuestras ideas, de recordar hechos pasados, de interpretar y compartir la existencia.
Lxs niñxs no muestran ningún reparo en escribir y contar cuentos a la menor provocación, los cuentos son capaces de hacerlxs soñar con mundos que desconocen, tanto existentes como imaginarios. Cuando crecemos, sin embargo, pocxs conservamos ese gusto por narrar, por escuchar, por experimentar la vida real como nos la inventaron los cuentos: llena de valor y de significado. El cuento fantástico es particularmente repelente para una persona que se considera a sí misma adulta (si no me creen vayan hoy mismo a contarle a su hermana que vieron un hada); la magia, la brujería, las criaturas sobrenaturales, los animales y árboles parlantes, los vaticinios, las maldiciones nos apasionan, pero alguien crecidx y madurx “tiene otras responsabilidades”.
Yo trabajo con lxs demás, quienes no se creyeron eso, quienes aman leer cuentos y de vez en cuando los escriben, aunque sea a escondidas. Trabajo con quienes quieren revelar el lenguaje secreto de las cosas, mirar dentro de sí y más allá de su entorno inmediato. Trabajo con quienes se creen capaces de confiar en que el bien triunfe y también en quienes evocan con sus textos criminales toda la fuerza del mal. Trabajo con locxs que tienen sueños pueriles, que juegan solos, que creen lo inverosímil, que inventan la justicia poética, que se enamoran de ciertas palabras, que repiten obsesivamente historias para no olvidarlas. Trabajo con niñxs: de veinte, cuarenta y setenta años, que todavía se conmueven con su historia favorita de los doce años, que tienen cosas que decir, que fabulan y que inventan.
En el Taller de iniciación al cuento, una vez al año se convoca a todos esos espíritus libres que pueden y quieren arriesgarse a llamarse a sí mismxs “cuentista” y con ello desatar el huracán de su propio destino. Acá se hace la magia, se conoce de dónde viene esta tradición, se desarma el juguete para saber de qué está hecho y sobre todo, cómo funciona.
Acá se recibe a amateurs, consagradxs, bloqueadxs y gente que nunca en su vida ha escrito un cuento pero por alguna razón (inexplicada, pero perfectamente explicable) quiere hacerlo. Acá se aprende, se lee, se escribe, se corrige, se retroalimenta, se comparte, se sueña, como lo hacíamos antes…
Si eres unx de nosotrxs, no esperes un minuto más. Porque en el cuento están inscritos los arcanos de la humanidad. Bienvenidx seas.