Ese taller era justo lo que nunca busque y quería encontrar, era mío.

Hace ya seis años que abrí mi correo y ahí estaba un mensaje de alguien que no conocía, invitándome a un taller de cuento erótico, de manera tan familiar, como si fuéramos las grandes amigas. No deje un mínimo de espacio mental para la duda. Ese taller era justo lo que nunca busque y quería encontrar, era mío.

Así es el taller y todo aquello que lo rodea, mágico, sorpresivo, sorprendente, embriagante.

Aprendes, enseñas, te enseñan, escribes y descubres tu mundo inmoral, pasional, deseoso.

Su hermosa conductora Artemisa, la mejor profesora que he tenido, con su habilidad de organizarnos en horizontalidad, con la finalidad de crear fantasías escritas, voces femeninas que se revelan al silencio, a la decencia, para renacer en la rebeldía y adueñarnos de nosotras mismas

Angélica Mancilla Amador